Vivir en España ha sido una experiencia extraordinaria para mí. Madrid es una ciudad con un ritmo intenso, donde aburrirse resulta imposible; y a pesar de ser el municipio más poblado de España, con más de tres millones de habitantes, no resulta asfixiante. Es sin duda un estupendo lugar donde vivir… pero, si hay un pero, ¡no tiene playa! Y eso para quienes venimos de un país como Panamá, rodeado de mar, puede ser un problema. ¿Qué será lo que tiene el océano que resulta tan especial? Para mí es relajante admirar su inmensidad, escuchar el rugido de las olas, sentir la arena en mi piel y esa mezcla de sal, peces y algas que resulta en ese olor tan particular. El resultado es una mágica estimulación a todos los sentidos.
Si, extraño la playa en Madrid, especialmente caminando esta tarde lluviosa de un otoño que me engaña, haciéndose pasar por invierno. De pronto me frena un letrero en la calle que dice desafiante: Redescubriendo el Mediterráneo. La curiosidad me vence y sin pensarlo me encuentro frente a frente con Monet, Van Gogh, Picasso, Dalí, Renoir y Sorolla; y descubro que —a pesar de mi ignorancia artística— tengo algo en común con estos grandes maestros del arte universal.
La exposición resulta en un maravilloso recorrido, entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, cuando el Mediterráneo inspiró la creación de sus más hermosas obras y se convirtió en un motor de renovación, no solo en el ámbito estético. Es la época en que se pusieron de moda los baños de sol, beneficiosos para la salud tanto del cuerpo como del alma, y los herederos del impresionismo plasmaron en sus lienzos un escape hacia la luz y el color vibrante.
Redescubriendo el Mediterráneo es un viaje seductor por España, Francia e Italia a través de ciento cuarenta espectaculares pinturas y esculturas de los grandes maestros que encontraron en ese lugar especial para alcanzar la libertad artística, que luego dio paso a la creación y evolución del arte moderno.
La cercanía al mar se transforma en una excelente excusa para crear y cada artista lo adapta a su estilo: el impresionismo de Monet y Renoir, caracterizado por plasmar la naturaleza agradable contrasta con el postimpresionismo de Van Gogh, con sus colores vivos y pinceladas gruesas.
El fovismo de Matisse y su derroche de color, no tiene nada que ver con el cubismo de Picasso, que logra crear una percepción nueva de un objeto común. El luminismo de Sorolla, donde el blanco es el protagonista es de seguro mi favorito. Sin embargo, no deja de sorprenderme el surrealismo de Dalí y de Chirico, donde la imaginación transforma la percepción en realidad.
Recorro la sala de exposiciones deslumbrada ante la belleza de las obras. Esta vez permiten tomar fotografías con la condición de no usar flash... lamento que con mi cámara no soy capaz de captar el talento que admiran mis ojos. Una vez más quedo enmudecida ante la grandeza de los artistas. Sus creaciones me transportan a otros tiempos, y lo mejor es que esta vez puedo sentir el viento marino, escuchar el vaivén de las olas y oler el mar que tanto extraño.
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Redescubriendo el Mediterráneo
Fundación Mapfre Madrid
Hasta el 13/01/2019
Paseo de Recoletos 23, 28004 Madrid
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