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Foto del escritorAlexandra Ciniglio

Excavando el pasado

En medio de la lluvia llegamos a Lorca, en la Región de Murcia, aprovechando el feriado de Semana Santa. La ciudad recibe en esa fechas a miles de visitantes atraídos por las tradicionales procesiones, catalogadas de interés turístico internacional; pero nosotros contra la corriente, queríamos conocer la sinagoga de la que tanto nos habían hablado.


Lorca es una ciudad antigua, que ha estado poblada ininterrumpidamente desde hace más de 5,500 años por pueblos prehistóricos, ibéricos, romanos y visigodos, hasta que en el año 713 fue conquistada por los árabes, quienes dominaron el lugar hasta la reconquista cristiana en el año 1244.


Nuestra visita empezó en el Castillo, una fortaleza medieval construida en el punto más alto de la ciudad, el bastión defensivo de todas las civilizaciones que habitaron el lugar. Bajo el dominio islámico en ese cerro se encontraba La Medina, o ciudad amurallada, y La Alcazaba, donde residían las autoridades y se guardaban los víveres y el ganado. En la época cristiana, la seguridad del lugar se reforzó con la construcción de dos imponentes torres que facilitaban la vigilancia militar. Con el paso de los años el Castillo, uno de los más grandes de España, quedó convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Lorca, con la mejor vista de la ciudad.

Castillo de Lorca: La Fortaleza del Sol

Después de algunas vueltas hicimos un alto en un hermoso hotel ubicado en la cima, para preguntar por la sinagoga. Para nuestra sorpresa, a pesar de la lluvia y las procesiones, el siguiente grupo estaba casi lleno, en su mayoría por españoles y algunos turistas de América y Europa. Jorge, nuestro guía, empezó contándonos como los lorquinos, incluido él, se habían opuesto a la idea de construir ese hotel. Era el año 2001 y estaban preocupados por la conservación del Castillo, conocido como la Fortaleza del Sol. Afortunadamente, a pesar de las críticas, el proyecto siguió y gracias al movimiento de tierra descubrieron unos restos que parecían antiguos. La obra se paralizó y los arqueólogos entraron en acción.


La investigación confirmó que se trataba de valiosos restos de una de las principales juderías de España. La curiosa construcción del siglo XIV, dejaba ver pequeñas calles de trazado irregular y viviendas adaptadas con ingenio al desnivel del terreno. Una antigua muralla separaba el barrio judío del barrio cristiano, pero el estilo de construcción era prácticamente el mismo. El diseño consistía en viviendas rectangulares de dos o tres habitaciones, con cocinas y alacenas adosadas al muro. La diferencia estaba en los tradicionales mikves, donde se realizaban los baños rituales judíos de purificación.

La construcción del Parador Turístico se ajustó para no interferir con el hallazgo, mientras los arqueólogos seguían excavando entre la tierra y el paso de los siglos. Estaba claro que los judíos habían vivido ahí tranquilamente hasta que en 1492 los reyes católicos firmaron los decretos de expulsión. El descubrimiento más importante estaba bajo sus pies, suspendida en el tiempo. Gracias al abandono y el olvido fue posible rescatar las ruinas de la única sinagoga en toda España que jamás fue convertida en iglesia.

La estructura, deteriorada por el paso del tiempo, permite todavía admirar su arquitectura con capacidad para acoger sentados a 70 varones, más el espacio separado y a lo alto destinado a las mujeres. Los estudios han rescatado detalles importantes como el púlpito de oración, los bancos adosados a las paredes y restos de una importante colección de lámparas rituales. Se encontraron además un pequeño estilete para el rito de la circuncisión a los recién nacidos, un yad o puntero metálico para señalar la lectura de los textos sagrados y varias janukiás o candelabros utilizados en la fiesta de Januká. Entre otros objetos se encontraron: cadenas de las lámparas que colgaban del techo, fragmentos de yeso utilizados para la decoración, piezas de cristal, monedas del reinado de Enrique III y vajillas decoradas con la estrella de David, las cuales se exhiben en el Museo Arqueológico de la ciudad.

Los años han pasado y los lorquinos celebran que el Parador Turístico es uno de los mejores de España, y exhiben con orgullo el tesoro arqueológico de la judería de Lorca.


Para nosotros el recorrido resultó en un viaje fascinante en el tiempo. Un recorrido que empezó en España y que hace más de 500 años se dispersó por el mundo llevando consigo el legado sefardí, a través de comunidades judías y otras criptojudías que mantuvieron sus costumbres en secreto. La visita tuvo un final emotivo, cuando Jorge contó cómo gracias a su trabajo había descubierto sus raíces judías, igual que muchos de los visitantes. Espontáneamente uno a uno de los asistentes nos fuimos acercando a él, mencionando apellidos y lugares de origen, así como alguna costumbre particular de las familias, cada quien orgulloso de excavar su propio pasado y desenterrar sus vínculos con Sefarad. Todo indica que en el 2020 continuarán las excavaciones en Lorca, pues todavía hay mucho por descubrir sobre los cimientos judíos de España.


Te invito a comentarme: ¿Cuánto conoces sobre tus antepasados? ¿Alguna visita en especial te ha despertado inquietud por descubrir sobre tus raíces? Puedes suscribirte a este blog dejándome tu correo electrónico el cual no aparecerá publicado.










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